miércoles, 3 de enero de 2024

LA MÚSICA DE LAS MADERAS - FAMILIA MAZZITELLI Abuelos carpinteros y padre escultor, dan por resultado instrumentista de las maderas

 


Mazzitelli, "marca" de arte

El artista Naum Goijman (1915-2012) vivía en Parque Centenario. Un día, su amigo “Toto” junto a su hijo Fabio de ocho años, visitaban su taller. Naum les comenta que cerca de allí, se abría un curso de iniciación musical para niños. Así comienza la historia entre negras y corcheas de este pequeño, en el Conservatorio Nacional de Música "Carlos López Buchardo”, que más adelante proseguiría en paralelo a la escuela técnica con especialidad en electrónica. El último año de secundaria, lo cursaría de noche porque ya trabajaba en el Teatro Colón de Buenos Aires.

  


Fabio Mazzitelli en el foso Teatro Colón de Buenos Aires

Pero ¿Quién era ese tal Toto? Antonio “Toto Mazzitelli” (1930-2013) el papá de Fabio, nació en Argentina y nunca quiso conoce la tierra de su padre. Vicente Mazzitelli, vino de Laureana di Borrello, Calabria, en el año 1927 a Buenos Ares, con una no muy buena situación económica. En Italia habían tenido una carpintería, que debido a una crecida perdió muchísima cantidad de madera. Arribó junto su esposa Ana María y María, su hija mayor. Aquí nacen Elsa y Antonio, “Toto”. Vicente instaló nuevamente la carpintería en el barrio de Devoto junto con Pascual Digiglio, su cuñado.

 


Antonio "Toto" Mazzitelli

1977 - Muestra de Antonio Mazzitelli en Galería Teodolapio, Bs.As



Carpintería Digiglio-Mazzitelli en Devoto,Buenos Aires

En el año 1956 la familia Mazzitelli se trasladan Villa Ballester a una casa en la calle Charlone. Toto, compra un terreno frente al de sus padres donde construye él mismo su casa familiar y el taller de escultura. Fabio, cuando chico ya viviendo en capital con su familia en el barrio Villa Crespo, concurría a las muestras de su padre y en veranos volvía a la casa de sus tíos en Ballester. Más tarde desde 1983 al 2003, integraría como flautista la Orquesta Sinfónica Municipal de Gral. San Martín.                                                                                                               Antonio por su parte, realizó sus estudios en MEEBA (Asociación de Estudiantes Egresados de Bellas Artes) con el maestro Antonio Pujía y en paralelo a su actividad de escultor trabajaba en la Caja Nacional de Ahorro y Seguro en el área de Prensa y Publicidad.También se dedicó a la enseñanza, con algunos alumnos asistentes a su taller en la zona de Congreso y fue concurrente de salones obteniendo numerosos premios.

Don Antonio Mazzitelli alienta en el arte musical a su hijo Fabio quien recuerda: “el 2 de enero de 1980, ya trabajando en dos orquestas y entro en “la colimba”. La instrucción fue en Palomar y su destino un edificio del centro haciendo guardias. A la mañana asistía a la Orquesta Filarmónica, a la tarde a la Orquesta Juvenil de Radio Nacional y después hacia la guardia correspondiente, a veces sin dormir. Pedía permiso especial para funciones y conciertos, cosa que no le fue fácil. Algunas veces llegaba tan justo a las funciones que tenía que tocar en uniforme. El por entonces Director del Teatro era Brigadier encantado por supuesto de ver a un soldado en la orquesta. Después de catorce meses termina su servicio militar y estallaba la guerra de Malvinas. El pasaporte estaba preparado, pero Fabio se quedó como reserva y por suerte nunca fue llamado. 


Orquesta Estable Teatro Colon gira Oman 2019

La excelencia en la ejecución de su instrumento, le abre posibilidades de viajar. Comienza yendo a Europa. En Italia toma clases de música. Entre los años 1985 y 1987 es becado por la Fundación Konrad Adenauer para continuar sus estudios en Alemania, en la Escuela Superior de Música de Essen y Hannover, con los Maestros André Sebald y Jean Claude Gerard. En los Estados Unidos de Norteamérica tiene un tío materno, por lo cual fueron muchos los veranos que lo encontraban allí, aprovechando estudiar con prestigiosos maestros. Pasó por todos los géneros. Con David Lebón, tocaron en Ushuaia en los festivales durante varios años. En alguna oportunidad Fabio es el que lleva a su orquesta, con repertorio clásico. “Actualmente se van buscando los caminos que traigan público”, nos comenta. Participó de espectáculos del Colón en “Música y el Cine” con dirección de Mario Perusso y en “La Música de Harry Potter “por dar un ejemplo. Fue conferencista en Brasil y con diversos grupos de cámara hicieron gira por Argentina, Chile, España, Francia, Italia, Alemania, Austria, Suiza, Holanda, Polonia, Armenia y Estonia. Desde el año 1987, integra la Orquesta Estable del Teatro Colón como solista de flauta. Preside la Asociación de Profesores de la Orquesta Estable del Teatro Colón. Desde el 2007 hasta 2021 y es profesor titular de la cátedra de flauta del Conservatorio de Música de la Ciudad de Buenos Aires y profesor adjunto de la Universidad Nacional de las Artes.


Franco, el hijo mayor de Fabio, es médico y Bruno, el menor, continúa la tradición musical como contrabajista. Integró la orquesta juvenil Orquesta Sinfónica Juvenil “José de San Martín” y ejecuta bajo y guitarra.

Nuestro vecino Fabio también incursiona en las artes plásticas asistiendo al taller de Pedro Gaeta para hacer pintura, por recomendación de un compañero de la orquesta estable en la cual trabaja. El papá había fallecido seis meses atrás. “Toto” fue muchas veces jurado en la S.A.A.P. (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos). Gaeta por su parte presidió la entidad. Ellos dos, se conocían. Fabio se puso a dibujar, y sintió que el mundo de su padre, que se estaba yendo, volvía a él. Levantando la vista, ve un afiche de una muestra realizada en beneficio para Vietnam, y su nombre figuraba dentro de los artistas participantes.

Pedro tuvo una idea de organizar una muestra homenaje. Se hizo en la SAAP con toda la obra original nunca mostrada. Una obra fuerte, “agresiva” cuenta Fabio, sin que sea tan lindas para ponerla en tu espacio, por lo que ella representa.




El taller donde enseñaba Gaetta, fue originariamente de Osvaldo Atila, una especie de hermano de Toto, quien lo incentivó para insertarse en el mundo del arte llegando a ganar premios en prestigiosos concursos. Attila comandó la primera etapa de recuperación de Bienes Culturales en los Organismos Públicos. Todo comenzó para proteger las obras que estando en entidades que se privatizaban, correrían el riesgo de perderse como patrimonio artístico. Su taller de La Plata, se dedicaría a la restauración, cuidado y catalogación de obra. También supo ocupar tres veces la Presidencia de la SAAP.

Estos últimos trabajos de Mazzitelli, fueron en hierro directo y hierro batido. No pudiendo trabajar más con otros materiales ya que tenía problemas en los pulmones. El polvo del yeso y de la arcilla se sumaba a los efectos del cigarrillo. Toda esta serie de escultura de hierro, las realizó en épocas del proceso. Por temor, nunca habían sido exhibidas. En esa época Fabio tenía quince años y el papá lo esperaba a la vuelta del conservatorio. Antonio estaba en contacto con todos los que de a poco iban faltando. Desaparecían amigos. Tiempos difíciles.

                                         

 


Actualmente Fabio posee piezas de gran tamaño de su padre, otras más pequeñas, bocetos, procesos, fichas, un original en yeso de una cabeza de Manuel Belgrano que le encargó la caja de Ahorro. Réplica en bronce la cual se emplaza en del edificio del Congreso.

También tiene en su haber retratos familiares y una baulera llena de documentación y acervo cultural que, con la trevisana Emilia, su madre, descendientes de genoveses, velan para seguir manteniendo en la memoria de todos.                                                                                                                  Mientras, los óleos apastelados que pinta Fabio, siguen ofreciendo calma,fiel semblante de su personalidad.


Muchas gracias a Fabio Mazzitelli que gentilmente accedió a contarme tantas cosas de su familia y me facilitó imágenes para ilustrar.








miércoles, 28 de diciembre de 2022

LA TERMINACION DE UN CICLO

 Por Prof. Claudia Bursuk

Este ciclo de charlas a vecinos del partido de Gral. San Martín, va terminando. Finalizan las historias de quienes armaron sus vidas en torno a una familia y al trabajo independiente, llámese negocio o industria, emprendimiento de temática cultural o educacional. Se tejieron redes comunitarias que ayudaron al crecimiento del partido.                                                                                                        ¿Cómo comenzamos con esta propuesta? Me tomo la licencia en ésta oportunidad de hablar en primera persona. La idea surgió a partir de una entrevista que gentilmente me realiza en el mes de septiembre del pasado año, la L.C.I.S.M., donde cuento como llegué a hacer obra con la temática de las carpinterías. Me pregunté cómo serían las historias de otros integrantes de la comunidad. Es por eso que, en ésta última nota del año 2022, convoco a una colega con la cual tenemos proyectos en común para el partido. La profesora Verónica Isola es de quien les hablo. Ella como quien escribe, tuvo padre carpintero. Pero su historia se remonta a su bis abuelo, quien nació en Reggio Calabria, Italia. Allí ejerció el oficio, coronando su trabajo con un encargue para el palacio de Messina, Sicilia.Don Carmelo, se conoció con Concetta Galetta, relación que no aprobaban las familias por ser de culturas diferentes. De este matrimonio nació Vicente Isola, que, junto a María del Carmen Valdés, formaron una familia que también se sustentó con una carpintería.

Óleo original de la Prof. Verónica Isola.” HOMENAJE A MI PADRE”

Don Vicente, el abuelo de Verónica, llegó a la Argentina y la suya, la instaló en el barrio de Devoto para trasladarse más adelante a Villa Ballester con su pequeño hijo Héctor Isola. El negocio comercial de venta de mobiliario estaba en la calle Pueyrredón, ni bien se cruza la barrera a mitad de cuadra donde ahora yace un gimnasio. El papá de Verónica se cría jugando en la calle paralela a las vías, juntándose en una casa antigua con pérgola en el frente y disfrutando de aquellos añorados esparcimientos.

Nos cuenta Verónica: 

“Mi papá Héctor Isola (1939-2016), nació en Capital Federal, casado con Ana María Mattioli en 1965 en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced. Mis hermanas Ana María y María Alejandra, también se han dedicado a la docencia y al arte, una al teatro,otra a las artes visuales como yo.                                                              Nuestros padres nos brindaron un sin número de experiencias artísticas y sensoriales, permitiéndonos sensibilizarnos con la naturaleza y la vida en todas sus formas.Mi madre docente y con dotes para la pintura, mi padre de oficio carpintero, estudió en el Colegio José Hernández y en el Otto Krausse, también fue matricero, un apasionado del hacer, de construir, arreglar, improvisar, solucionar, disfrutar, jugar, reír, cantar y bailar.”

Verónica nació en Gral. San Martín en 1967. Habita su casa-taller de Villa Ballester donde desarrolla su labor creadora. Se recibió de Profesora Superior en Artes Visuales con Orientación Pintura, en la Escuela de Artes Visuales “Antonio Berni”. Realizó el Post-grado en Arte Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, especializándose en técnicas de mural: Esgrafiado, Fresco, Cemento policromado, Laca, Dorado a la hoja, Escultura y Dibujo; Litografía. También estudió con el Maestro Ponciano Cárdenas desde 2011 al 2019.

Me quedo sin palabras para describir esta escena que muestra la fotografía de la familia Isola. Solo agradecer profundamente a la Liga del comercio y la industria de San Martín por aceptar esta colaboración en su revista Ligar, y especialmente a Omar Iribe por confiar en que podría aportar estas historias para interés de todos los lectores.


Cada uno de nosotros venimos al mundo en diferentes contextos, con diferentes atributos y en situaciones diversas. Pero de algo estamos seguros: todos, absolutamente todos, tenemos talentos a desarrollar dormidos dentro nuestro. Solo la voluntad de cambio y la fé en que las cosas pueden transformarse, son el motor suficiente para derribar lo que racionalmente nos parece difícil, casi imposible.

Permitámonos soñar con mejores mundos y maravillosos encuentros, a través del otro. A través del amor al otro. Soñemos con la prosperidad de nuestras familias, y entiéndase por ellas, a quienes nos acompañan en el día a día. Con quienes contamos cuando tenemos un problema. A veces, quien menos uno espera, se transforma en alguien importante para nuestro bienestar. En ocasiones una palabra, aviva la llama de esa vela encendida para que sigamos adelante más allá de las dificultades. ¡Buen año 2023! 

Este es mi homenaje a cada una de las carpinterías y hombres de oficio, que, de distinto modo, hicieron revalorizar lo artesanal, los materiales nobles, las manos sobre la chapa para realizar una obra de arte taraceada. Ebanistas, lustradores a la goma laca, silleros, muebleros de estilo, espigadores, lijadores, torneros, encoladores, y como mi papá, hombres que pensaron en inventar la herramienta perfecta para un fin específico. Los carpinteros racionales, los que armaban presupuestos, los que conseguían la chapa de roble adecuada, el cedro maduro. Los que atendían al cliente a domicilio. Hombres que con su empatía conquistaron por su servicio, no muchas veces bien pago.

Homenaje al que cumple con los plazos estipulados. Al que tiene palabra. Al que aún sin dormir, sigue para cumplir con sus entregas. A los que planificaron la producción de tal manera, que pudieron afrontar grandes contratos de amoblamientos en edificios de muchos pisos en el barrio de Belgrano, o simplemente entregar aquella cama que encargara una familia en el negocio, para una fecha determinada. Épocas de bonanza y otras no tanto, pero siempre con la honestidad a cuesta. C.B





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