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Por Prof. Claudia Bursuk
Entramos a un local de la peatonal Belgrano. Su ambientación
nos invita a pararnos, mirar para arriba y lentamente meternos en otro mundo.
Mundo de figuras simbólicas que impactan, mundo que no es el tuyo ni es el mío.
Colores estridentes, rojos y texturas que atrapan más allá de lo que se venda
en el local. Los objetos conviven con las prendas ofrecidas sin molestarse. Tal
vez una gran metáfora para estos tiempos. Misterio
y nostalgia se entremezclan en los objetos cuidadosamente expuestos. No molestan,
pero sugieren.
Iniciamos un segmento de esta revista que tiene que ver con
los orígenes de las familias que formaron el cuerpo comercial e industrial del
partido de Gral. San Martín.
Para comenzar con la primera entrega, libaneses que en su
cuarta generación llevan adelante un negocio de ropa masculina: Arfuch Indumentaria.
Alrededor de 1910, y después de trasladarse del Líbano a
Egipto, y de Egipto nuevamente a la ciudad de origen, llega a la Argentina,
José Abdala Harfuch, pero como solía suceder en migraciones de esas épocas, le
sueltan una letra al apellido para rematar con otra. Buscando
nuevos horizontes José se ocupa primero como empleado de comercio y posteriormente
como viajante, ofreciendo telas. Le va muy bien y trae a uno de sus hermanos
Michel y a la madre. En principio vivieron en capital Federal.
“Por esos momentos la
situación era buena en Argentina, épocas de oro” nos afirma José Arfuch,
nieto al cual le hacemos esta entrevista. En los años treinta El abuelo José
Abdala y Michel, primera generación de ésta familia en nuestro suelo, ponen su
primer local sobre la calle Belgrano de San Martín. El lugar era cerca de la
estación de tren del ferrocarril. Más adelante, siguieron al frente los hijos
Alfredo, Alonso y Angel. Uno de ellos se apartaría de la sociedad con
posterioridad. En los años setenta el negocio se muda al sitio donde se
encuentra actualmente, a una cuadra de la plaza.
La madre de José, descendiente de libaneses se llama Myriam Barbatano.
Siguió la carrera de odontología, ya comenzada de muchacha. Solo ella, porque
las mujeres eran “amas de casa” y también fue la única de la familia con
inclinaciones artísticas. Cantaba y ejecutaba la guitarra. Gracias a ella se
saben certezas que de lo contrario se diluirían en el tiempo.
La familia, tanto el abuelo, como el tío/abuelo Michel,
tenían participación activa en la colectividad libanesa a través de la
Parroquia de Villa Lynch Nuestra Señora
del Líbano. Colaboraron con su desarrollo.[1]
La religión de estos vecinos, era católica, apostólica, romana, maronita. “Los
paisanos, tenían a la parroquia como punto de encuentro.” Se enumeran apellidos como Curi
Antún, Curi; Naím; Aguada; Agusti; Vendevere; Agusti; Mokdad, asociados al
rubro de las tiendas y de la indumentaria.
Detalle a destacar es que los muros de la Parroquia, fueron
pintados por un artista llamado Manuel Shembri, y que, como la Parroquia Santa
Ana de Glew que pintó Raúl Soldi, constituyen joyitas del conurbano y están
declaradas Monumento Histórico de Buenos
Aires. Actualemente se pueden apreciar los muros con la pintura realizada por el artista Luis Corradi, quien se encargó de la restauración.
En la familia Arfuch, solo los hombres intervenían en el negocio. Pero desde chico José dibujó. Se formó en talleres de pintura y actualmente asiste a uno de fotografía. Al dibujo suma el lenguaje de las esculturas blandas. El rojo es su recurso. Color provocador según él, es también un leguaje por sí solo. Los dibujos afloran visceralmente. Con la materia tiene una relación intuitiva y aplica la técnica que requiere cada una de ellas. Se sirve de lo que tiene alrededor sin un proyecto determinado. En general trabaja espontáneamente. 0pina que las herramientas que dan las escuelas de arte son valiosas, aunque muchos piensen que limiten la soltura en el hacer. Sus objetos abstractos y sus esculturas de peluche nos meten en la expresión plástica contemporánea. En cuanto a gestión, es artífice junto a Adrián De Andrea, cliente de la casa Arfuch y a Mariana Colotta de la galería de arte contemporáneo RAF, primera de gestión privada de San Martín. Hoy se cuenta con un espacio para muestras pictóricas Y performáticas, con curaduría de Federico De La Puente. Seminarios, activaciones, intercambios. Un subsuelo para presentaciones de bandas, obras de teatros. Sello editorial y apuntan a seguir creciendo.
Agradecemos a José Arfuch y sus mundos, que son: el negocio,
el arte y su familia, su esposa Alejandra Lambertti, sus hijas, quienes lo
apoyan en todas las actividades que encara.
Se
han hablado de varias cosas en éstas líneas. Inmigración, patrimonios
culturales, y un detalle no menos importante: Arfuch decidió pedirle a una
muchacha de la Feria Municipal Manos, la cual hace ropita para muñecas, que le
haga un atuendo para uno de sus peluches. Todo se encadena. Lo artístico da
trabajo y genera recursos hasta llegar a las manos de alguien que, con su
máquina doméstica, da forma a una fantasía de un mundo posible para que el
hombre no deje de soñar.
[1] El
11 de septiembre de 1932 en Villa Lynch nació esta parroquia gracias al Padre
Manuel Ashkar. Construida por él para que sea "Casa de Dios, Casa de
Todos". Dirección: Republica del Líbano 4031 Villa Lynch, Buenos Aires,
Argentina
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